Luego
de tres
décadas, los cinco TGV amarillos de la firma La Poste, que fueran
todo un icono del servicio postal y del ferrocarril galo que
recorrían la red francesa de alta velocidad llevando envíos
postales urgentes entre París y el sur de Francia, dejarán de
circular pronto.
Estos
servicios postales a alta velocidad sólo eran rentables con el tren
completo y desde el año 2007 el correo ha bajado exponencialmente su
demanda, especialmente en mensajería urgente, ta el esí que las
cifras han bajado en siete años un 50 por ciento, con una ocupación
de sólo un 15,5 por ciento.
Los
trenes tras treinta años de servicio están prácticamente
amortizados y se pondrán a la venta, mientas que su trabajo se
encargará, en parte, a nuevos camiones de dos pisos, que optimizarán
las opciones de transporte en clave de sostenibilidad.
Pero
el eje postal norte-sur seguirá apostando por el tren de ahora en
adelante con nuevas opciones basadas en la intermodalidad, combinando
tren y carretera, más que nada para enviar prensa, correos
comerciales y envíos de campañas comerciales; para ello se ha
previsto el uso de “cajas móviles”, capaces para transportar
hasta 100.000 folletos publicitarios. Las cajas móviles se colocarán
en vagones plataforma, una solución eficiente y sostenible.
Como
corolario se podría decir que para la gestión de los servicios de
esta transferencia carretera-ferrocarril se va a construir una nueva
terminal intermodal en Bonneuil sur Marne (Valle del Marne), al
sureste de la ciudad de París, para la que se ha previsto una
inversión de veintitrés millones de euros; esta terminal
reemplazará a la de París-Charolais, donde estacionaban los TGV
amarillos. En total, Correos invertirá unos cien millones de euros
en tres años para el desarrollo total del nuevo esquema de
transporte.
Fuente:
Revista Vía Libre – Edición Española // 24 de junio 2014.
Fuente:
www.railpictures.net
Luisem.-
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